lunes, 7 de noviembre de 2011



Efectos de la música en el ser humano




La música afecta al cuerpo humano de una manera muy sutil pero al mismo tiempo poderosa.                  
 
Un hecho muy establecido es que el cuerpo y la mente pueden ser controlados y alterados con música. Innumerables investigaciones científicas y estudios clínicos han comprobado de forma determinante los tremendos efectos de la música en la psicología y anatomía humana. Esta es usada para disminuir la `presión sanguínea, tratar enfermedades mentales, depresión, síndrome de down, insomnio, y mucho más. 

El musicólogo Julious Potnay, ha descubierto que la música no solo puede cambiar el metabolismo, afectar la energía muscular, elevar o disminuir la presión sanguínea e influir en la digestión, sino también, seria capaz de hacer que todo esto se realice de una manera más eficiente, aún, superando en efectividad a cualquier otro estimulante que produciría los mismos efectos en nuestro cuerpo (David TAME. El poder oculto de la música, pag 138) 

Investigaciones clínicas en la U.C.L.A Escuela de enfermería de Los Ángeles y en le Centro Medico Bautista Georgia en Atlanta, concluyeron que bebes prematuros aumentaban de peso más rápido y, además, era capaces de usar oxigeno más eficientemente, al ser expuestos a melodías relajantes. 

En el hospital St Agnes de Baltimore, música clásica es colocada en le área de terapia intensiva. -media hora de música clásica produce el mismo efecto que 10 mmg de valium-. Afirma el Dr. Raymond Bahr, Jefe de terapia intensiva. 

El gran pianista y compositor Frederic Chopin ( 1800) , a la edad de tal sólo 10 años, era diariamente solicitado por el Grand Duque Constantino gobernador de Polonia. El duque sufría de demencia, enfermedad mental que sólo parecía poder ser controlada por la música del joven músico. Cuando el niño tocaba melodías, el Duque retornaba a su estado normal, y podía continuar realizando sus actividades. Tan sólo para luego, volver a llamar a Chopin, al momento que el efecto de la medicina musical había expirado. 
A la pregunta de que si la música realmente afecta el cuerpo humano, modernas investigaciones confirman el hecho. 

No existe prácticamente ninguna parte d el cuerpo humano que no pueda ser afectada por la música. 
El sistema nervioso auditivo es le más abundante y mayor distribuido a través de todo el cuerpo. Posee más conexiones nerviosas que cualquiera de los demás sentidos. Nuestra capacidad para oír notas musicales es asombrosa. Es así, el cuerpo, un enorme receptáculo de ondas sonoras, una perfecta y armoniosa maquina musical, capas de asimilar la música y ser por ella afectada, tanto negativa como positivamente.
 


¿Cómo nos ayuda la música?
 


Otros estudios muestran que la música puede modificar la presión sanguínea, metabolismo y ritmos respiratorios, así como también aliviar el estrés. 

Además, puede ayudar a incrementar la producción de endorfinas (reductores naturales del dolor) y S-IGA (inmunoglobulina salival A), la cual , acelera la sicratización de una herida, reduce le riesgo de infecciones, y controla el ritmo cardiaco. Por otra parte, otros estudios indican que ambos hemisferios del cerebro están involucrados en el procesamiento musical. El DR. Sacks explica: Las bases neurológicas de respuesta musical del cerebro involucran a todo el cerebro y puede colaborar a prevenir daños en le mismo. (El sorprendente poder de curación de la música. 8/ 1992. Reader` s digest) 

Como hemos analizado, esta comprobado que la música afecta todo nuestro cuerpo, digestión, nutrición, secreciones de las glándulas internas, circulación, y respiración. Inclusive nuestro cerebro es afectado en sus funciones por las notas musicales.




por otra parte, La percepción musical no es tan solo un acto auditivo. La música se escucha con todo el cuerpo. Aún más, se escucha con todos los tejidos corporales.
Las investigaciones acerca de las relaciones entre música y organismo son abundantes y extremadamente sugerentes.


Se ha probado la influencia de ritmos musicales sobre la presión arterial y los latidos del corazón. Percibimos la música con nuestra sensibilidad, con toda la gama de nuestras emociones, con nuestros instintos, con nuestros órganos y, en suma, con todo lo que nuestro sistema viviente representa.


El método fenomenológico permite describir las vivencias musicales, las sensaciones corporales de euforia, tranquilidad, armonía, agitación, angustia, soledad, erotismo, vitalidad, trascendencia entusiasmo, etc.
Podemos caracterizar ciertas músicas como capaces de activar, elevar los niveles de vigilia y atención, euforizar y energetizar, así como otro grupo de músicas son de efecto contrario e inducen a la tranquilidad, el sueño, la armonía y la intimidad.
El ser humano perdió el contacto con la música originaria e ingresó en un mundo estridente donde no se escucha a sí mismo, y tampoco percibe el ritmo de la naturaleza.
La música se filtra en nuestra alma como si fuera una lengua de agua pura y a su paso va llamando a la puerta de nuestras células y les va recordando que son luz, que son amor y que son magia.



¿qué es la musicoterapia?




“ La música es la medicina, a través del tiempo, que siempre prevalece. ”
(Giovanni Hidalgo – percusionista)
    La Musicoterapia es una disciplina relativamente nueva en el ámbito sanitario institucional, no obstante no sería difícil encontrar huellas de ésta en épocas remotas o en territorios todavía no-occidentalizados. En el campo de la salud, esta profesión es hoy objeto de un creciente interés en el ámbito médico.
    En la Musicoterapia, o Terapia Musical, se utiliza la música para responder a necesidades tanto físicas, cuanto emocionales, cognitivas y sociales. En este sentido es una disciplina integral, apta pues a insertarse como protagonista en la tendencia moderna hacia una comprensión holística de la salud, es decir basada en una concepción del paciente como un conjunto de mente-cuerpo-espíritu.
    El objetivo de la Musicoterapia no es el de desarrollar habilidades musicales, sino de desarrollar el potencial de cada uno. Los beneficios que surgen derivan púes de un proceso, el de hacer y de responder a la música, habilidad innata e independiente de capacidades técnicas, formación previa o problemas físicos y/o mentales.

                      


La musicoterapia reconoce la creatividad como capacidad inherente al ser humano y la usa al servicio de la terapia.
    
A través de la implicación musical en el contexto terapéutico, las habilidades del paciente se ven reforzadas y gracias al valor metafórico de la experiencia musical pueden venir desplazadas con éxito a otras áreas de su vida.
    Una de las definiciones más acreditadas y explicativas de esta la ha proporcionada la AMTA, American Association of Musictherapy:
La Musicoterapia es la utilización de la música para conseguir objetivos terapéuticos: la restauración, mantenimiento y mejora de la salud mental y física. Es la aplicación sistemática de la música, dirigida por el Musicoterapeuta en un contexto terapéutico a fin de facilitar un cambio de conducta. Estos cambios ayudan a que el individuo en terapia se entienda mejor a si mismo y a su propio mundo, llegando así adaptarse mejor a la sociedad.
    Hoy en día son muchas las investigaciones científicas que validan la Musicoterapia como potente complemento de otras terapias en muchas áreas de la salud. En particular, reconocidos son los beneficios de la Terapia Musical en áreas como la rehabilitación física, sensorial y cognitiva, en el aumento de la motivación del paciente en implicarse activamente en su tratamiento, en facilitar apoyo emocional para pacientes y sus familias y en proporcionar una válvula de escape para la expresión de sentimientos.
    La Medicina Integral, esa tendencia moderna de la Medicina a combinar los tratamientos convencionales con otros alternativos y/o complementarios, reconoce en un uso adecuado de la música y de sus propiedades la posibilidad de desencadenar en los paciente cambios fisiológicos (entre otros: aumento o reducción de la energía muscular, regulación del ritmo cardiaco y presión sanguínea, optimización de la capacidad respiratoria y temperatura de la piel) y anímicos (disminución de ansiedad y estrés debido a un aumento de la producción de neurotransmisores como endorfina y serotonina y consecuente reducción del dolor percibido) funcionales al logro de los objetivos médicos establecidos con cada paciente. 



Música y medicina
por Gustavo Román Rodríguez


A través de los siglos, la música se ha empleado para calmar angustias, mitigar dolores o devolver la razón a mentes desquiciadas. 

Para el hombre primitivo, igual que para los griegos y otras culturas antiguas, la música era la expresión de la armonía universal. El enfermo confiaba en las virtudes curativas de los cánticos que entonaban los brujos al compás de rústicos sonajeros cuyo propósito era devolverle su relación armónica con la naturaleza, al exorcizar una fuerza maléfica y suplantarla con una benéfica. Las heridas, los estados febriles e infecciosos, los ataques convulsivos, todos los acontecimientos importantes de la vida humana -desde el nacimiento a la muerte- se celebraban ritualmente con cantos, danzas y acompañamiento instrumental.

En Grecia, la música era parte esencial de la educación para que el niño desarrollara un temperamento armonioso. El Antiguo Testamento cita el uso terapéutico de la música en la historia de David, que fue llamado a la corte para curar con la música de su arpa al rey Saúl quien padecía un severo estado depresivo.

En la edad Media la música era un arte anónimo y colectivo, como lo era también la enfermedad: la gente sufría en común el terror, el dolor y la muerte por epidemias sucesivas. Al hacer su aparición la Peste Negra, música y medicina se asociaron de una manera extraña: hordas de hombres, mujeres y niños recorrían ciudades y campos bailando frenéticamente. Cuando en una ciudad aparecía la enfermedad, no era al médico sino al músico a quien se acudía, en la creencia de que sólo el baile la haría desaparecer.

Durante el Renacimiento, se asociaron la teoría médica y musical a los cuatro humores hipocráticos -sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra- y a los cuatro elementos del cosmos -aire, agua, tierra y fuego-, admitiendo que tanto la buena salud como la buena música dependían del perfecto equilibrio entre estos elementos.

Así mismo, resucitaron las teorías sobre el poder de la música que sostuvieron los griegos: hasta un hombre tan práctico como el famoso cirujano Paré, recomendaba la música para tratar picaduras de araña, la ciática y la gota. El placer de la música se recetaba clínicamente como remedio para la ira, la pena y la preocupación , que abrían la puertas a la peste de la época. Estudios experimentales realizados en el siglo actual, indican que el tono y la intensidad tienen significados emocionales: una música en tono menor, tocada con volumen alto y en registro agudo, puede producir alegría. Los acordes en tono mayor , tocados en registro grave, sugieren melancolía. La música de compás rápido causa un efecto estimulante. La música de compás lento apacigua el espíritu. Algunas sinfonías reducen la presión sanguínea. Hasta los más relajados melómanos experimentan respuestas musculares a los ritmos musicales.

Todas estas experiencias han hecho que la música se utilice en múltiples formas como auxiliar médico en psiquiatría, rehabilitación física, terapia ocupacional, terapia laboral y anestesiología. Su poder calmante ha extendido su uso a consultorios médicos, odontológicos, hospitales y salas de espera.


En mis lecturas acerca del tema, no hallé una probable utilización médica del rock pesado y el heavy metal, que al parecer sólo estimulan los impulsos de agresividad.


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